COSAS QUE QUIERO HACER EN IRLANDA (O LONDRES)
1.Visitar todos los lugares famosos de Londres e Irlanda.
2. Conocer al mayor número de personas posibles.
3. Encontrar a (
4.Probar toda la comida típica de allí.
5. Aprender mejor el idioma.
6.Comprar ropa
Dejo el bolígrafo apartado en la mesa... No se me ocurren más cosas, de todas formas, allí seguro que se me ocurrirá más. Estoy nerviosa, demasiado nerviosa de hecho, el avión sale a las 14h30 y ya son las 10 y no tengo nada preparado aún. Soy un desastre, un día tendré que tirarme de los pelos. Lo primero de todo, guardar la ropa. Cojo una maleta grande y guardo el mayor número de prendas posibles. Chaquetas, pantalones, leggins, sudaderas, camisetas y shorts, muchos shorts. Supongo que por allí hará frío, así que me llevo medias y ropa caliente. Bueno, la maleta de ropa esta preparada. Me falta mis cosas. Vuelvo a coger otra maleta, esta vez más pequeña y meto dentro mis libros, los álbumes que he ido rellenando a lo largo de los años con mis propios recuerdos. Creo que no falta nada, así que lo primero que hago es escribir a Val y a Elías. Sólo nos quedan unas horas juntos y quiero aprovecharlas al máximo. Antes de que lleguen me pongo unos shorts con unas medias negras, unas deportivas negras y una sudadera que vi en una tienda del centro de Madrid. Me miro al espejo para comprobar mi estado aquella mañana. Mi pelo es liso, así que no necesito arreglármelo demasiado. Rápidamente, me hago un moño. Sí. Es con lo que voy más cómoda siempre, y nunca me suelo maquillar, la verdad, porque el color de mi piel no es muy claro, más bien soy morena. En cambio, me poco un poco de rímel. Siempre hay que estar guapa, nunca se sabe lo que pasará o a quien te encontrarás. En realidad, no me considero guapa, soy una chica normal. Bastante alta para mi gusto y para mi edad y delgada. Eso en realidad, es bueno. Pero no tengo una gran inseguridad con mi cuerpo. ¡Estoy plana! Suelen decirme que tengo que desarrollar más, pero a estas alturas de la vida, lo dudo.
Diez minutos después de terminar, llaman a la puerta y yo corro para abrir a mis amigos. Ellos entran y no sé por qué, pero empiezo a fijarme en todos sus detalles que no quiero olvidar. Lo reconozco, soy dramática, pero tengo miedo de que por culpa de la distancia nuestra amistad se arruine. Me fijo en Elías. Mi Elías. Recuerdo el primer día que empecé a hablar con él. Un chico tímido, pero cuando lo conocías era divertido y muy amigo. Siempre le han criticado por no ser como el resto de la sociedad y seguir su propio rollo. Supongo que nosotros tres somos como la diferencia entre todos los chicos/as de mi instituto. Elías tiene el pelo negro y unos ojos verdes preciosos. Nunca me había fijado en él de esta manera, pero puedo decir que es guapo.
Pasamos a Valeria... Ella es mi gran amiga, quien me escucha y entiende y a la inversa. Es muy insegura consigo misma, pero desde que empezó a escuchar al grupo este ha cambiado, se le nota. No entiendo su inseguridad, la verdad, porque aunque ella no lo crea, tiene loquito a todos los chicos del instituto. Su pelo es rubio y muy rizados y su ojos, castaños. Es un par de cabezas más baja que yo y estamos igual de delgadas las dos, pero ella sin embargo tiene algo especial, no sé el que...
-Noelia Ruiz Sánchez, ¿sigues en este planeta? - Dice Elías interrumpiendo mis pensamientos.
-Sí... Ehm... En realidad pensaba en que os iba a echar mucho de menos.
-Anda, venid aquí pavas y vamos a darnos un abrazo enorme para quitarnos las penas, que tenéis unas caras que parece que se os ha muerto alguien.
Elías nos coge del brazo a cada una y nos une en un abrazo a los tres. Desearía que este momento no acabara nunca, pero el tiempo apremia, ya eran las 12 y media y dentro de nada me marchaba al aeropuerto, así que les propuse de comer en el McDonalds, como solemos hacer a menudo.
Antes de que me de cuenta, Valeria saca de su bolso una pequeña bolsa con algo en su interior y me lo da con los ojos empañados.
-Toma, esto es para ti. Esperamos los dos que te guste.-Dice al instante.
Nada más coger el pequeño regalo de la bolsa, me dispongo a abrirlo. Sorprendida y emocionada a la vez, veo que es un pequeño marco de fotos con una foto de nosotros 3 cuando empezamos la ESO. Éramos unos críos, tan felices, y sin ningún tipo de problemas.
Inmediatamente, rompo a llorar, y como si fuera algo contagioso, Val también lo hace. Y, os digo un secreto, aunque después Elías lo niegue, pero le he visto secarse los ojos.
Pasados esos momentos de llanto, nos dirigimos al McDonalds y, mientras comíamos, recordamos algunos de nuestros mejores días juntos.
1 hora más tarde, me encuentro en un taxi, ya que mi padre vendió el coche, de camino al aeropuerto. Cuando me despedí de mis amigos, me recordaron que les intentara llamar o hablar con ellos todos los días y que les informara de mis batallitas por tierras inglesas. También me dijeron que me hiciera una cuenta de Twitter y que pusiera las cosas que me pasaban, así ellos estarían al día. Aunque tengo que decir que no se me dan bien las redes sociales, de hecho, sólo utilizaba Tuenti para hablar con los compañeros de clase.
El viaje en taxi ha acabado y ya estoy a punto de subir al avión. Cojo mi mp4 mientras pienso en lo que me espera en Irlanda. No sé por qué, pero presiento que me va a pasar algo bueno.
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